Epistemología histórica
¿Por qué la epistemología histórica no puede ser esencialista?
Los filósofos naturales fueron los primeros que intentaron explicar el
mundo a través de las observaciones realizadas con los sentidos. Su percepción
de los fenómenos naturales y de los objetos era crucial a la hora de
categorizarlos y establecían un vínculo entre los fenómenos y los objetos y las
características que lo definían. Por ello, los sentidos eran en cierta medida
suficientes para comprender el entorno y el conocimiento que se tenía del mismo
partía de los sentimientos transmitidos por objetos y fenómenos.
A pesar de las ventajas que plantea esta lectura del conocimiento, el
esencialismo no es aplicable a la epistemología histórica. El conocimiento es
cambiante e histórico, por lo que difícilmente se le puede dar un carácter de
esencia a algo que, por definición, es cambiante. La percepción de los
fenómenos y los objetos varía dependiendo del lugar y el momento histórico y su
esencia no es interpretada de la misma manera en los diferentes escenarios.
En este sentido, cuando hablamos de epistemología histórica se habla desde
un marco relatividad y contingencia. Defender esta postura implica ser
realista, pues obliga a atenerse a hechos. La epistemología histórica se
encarga de estudiar cómo ha sido capaz el ser humano de acceder al conocimiento
en cada momento de la historia y para ello, el contexto social y cultural juega
un papel fundamental, además de las herramientas que permiten acceder y
difundir ese conocimiento.
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