2021(e)ko otsailaren 28(a), igandea

Viajes científicos a lo largo de la historia

 Viajes científicos a lo largo de la historia

Algunos de los grandes escritores de la historia se decidieron a escribir libros de contenido científico. En ocasiones lo hicieron mientras ciertas actividades científicas estaban perseguidas o eran tratadas con cierto oscurantismo. En cualquier caso, la ciencia maravilló a aquellos escritores y hasta nuestros días ha llegado si afán por la ciencia en forma de grandes libros. Algunos de estos libros relatan historias de viajes hacía alguna tierra desconocida o algún lugar temible en expediciones encabezadas, generalmente, por científicos.

Durante la Ilustración Jonathan Swift escribió su obra “Viajes de Gulliver” (1726). El libro que trata sobre los viajes realizados por un médico que ante dificultades económicas se decide a viajar. Durante su travesía realiza diferentes críticas a la ciencia. Años más tarde, en 1752, Voltaire publica “Micromegas”, libro que trata de un viaje espacial que termina en La Tierra y en el que se hace un elogio a la ciencia.



Tiempo después Julio Verne, bien conocido por sus libros que relatan viajes, escribió numerosos libros de contenido científico. Uno de ellos fue “Veinte mil leguas de viaje submarino” (1870) que a lo largo del viaje marino aborda conceptos de la Biología marina. El escritor francés publico varios libros de relatos de viajes mientras abordaba diferentes temas científicos.

Posteriormente, Herbert G. Wells publica “La máquina del tiempo” (1895) en el que relata una especie de viaje diferentes a los anteriores, en el que se encargan de viajar a través del tiempo. El protagonista de la obra es un personaje que posee grandes conocimientos científicos que comenta y desarrolla a lo largo de la obra.



En el siglo XX algunos científicos de la talla de Isaac Asimov se atrevieron a escribir este tipo de libros en los que se relata un viaje dotando la travesía de grandes contenidos científicos. En este caso, “La trilogía de las fundaciones” (1951-1953) describen el desarrollo de un imperio galáctico. Durante la trilogía se relata la historia a través del tiempo de una civilización donde el propio Asimov detalla algunos contenidos científicos.



Bien sea a través del viajes en el tiempo o en modo de aventuras a lugares recónditos la ciencia y los descubrimientos científicos han tenido su hueco en la literatura. Desde grandes escritores que se decidieron a escribir sobre ciencia hasta grandes científicos que se aventuraron a escribir libros, ciencia, literatura y viajes llevan unidos varios siglos y así seguirá siendo durante al menos algún tiempo.

“Viaje al centro de la tierra” Jules Verne

Este libro de Verne, publicado en 1864 es, junto a “Vuelta al mundo en 80 días”, uno de los libros más famosos del escritor francés. Como el propio título nos indica, la novela cuenta las hazañas de un joven alemán, Axel, que junto a su tío, el gran científico Lidenbrock, emprenden un viaje a las entrañas de nuestro planeta.



Lidenbrock es un reputado científico de Hamburgo, un poco alocado, el cual pone en duda muchas de las ideas concebidas por la ciencia en su época. En un momento durante el transcurso del libro le dice a su sobrino la siguiente frase: La ciencia, hijo mío, está hecha de errores, pero de unos errores en los que es bueno haber incurrido, porque son ellos los que nos conducen poco a poco a la verdad. Esta frase nos muestra el carácter científico del personaje, cuestionando en todo momento los conocimientos establecidos y planteando preguntas a los problemas existentes.

Además de su gran afán aventurero, Lidenbrock es un gran geólogo el cual posee una gran colección de minerales en su laboratorio los cuales ordena y clasifica “según las tres grandes divisiones de los minerales: los inflamables, los metálicos y los litoideos”. Es buen conocedor de la geografía islandesa de la cual conoce sus diferentes tipos de volcanes y nombra y clasifica algunos de ellos.

La hipótesis científica que aborda el libro es que el centro de la tierra no se halla en estado líquido por las altas temperaturas y, por tanto, que la temperatura no aumenta a medida que se adentra en hacia el centro de la tierra. Para defender sus ideas, menciona a Humphry Davy, un científico del siglo XVIII, además de aportar sus propias hipótesis y argumentarlas. A este respecto, durante todo el libro suceden diferentes fenómenos geológicos que están perfectamente explicados por Lidenbrock, aun cuando algunos de ellos carecen de base científica.

En un momento del libro, alcanzan un punto interior de La Tierra donde se encuentran con una gran cantidad de animales, plantas y fósiles los cuales están mencionados y clasificados detalladamente en el libro, aun cuando algunos de los cuales están extintos como los mamuts o los dinosaurios. Por si fuera poco, en un momento del libro el alocado científico imparte a su sobrino una majestuosa clase de paleoantropología detallando los entresijos de un esqueleto aparentemente humano que se encuentra en su travesía.



Para poder escribir este libro claro está que Jules Verne tenía grandes conocimiento científicos y que era un  gran conocedor de loa avances y las principales cuestiones científicas de la época. Desde la mineralogía hasta la anatomía, pasando por datos meteorológicos precisos, los contenidos científicos que presenta el libro son verdaderamente rigurosos para estar escritos hace más de 150 años. Además, de ser un clásico de la literatura es un maravilloso libro de espíritu aventurero y científico.

2021(e)ko otsailaren 20(a), larunbata

Belleza e Historia

Belleza e Historia 

El concepto de belleza es algo subjetivo. A lo largo de la historia todas las civilizaciones han intentado retratas e interpretar el canon de belleza ideal entendido en la época. Desde Mesopotamia hasta la antigua Roma todos han intentado plasmar mediante pinturas y esculturas el concepto de belleza. En cualquier caso ese concepto no ha tenido nunca dos representaciones iguales por lo que cada sociedad ha intentado representarlo a su manera.

Una de las formas de belleza que más ha transcendido a lo largo de los tiempos son las esculturas. Debido a la diversidad de materiales de las que están hechas, han resistido bastante bien al paso de los años. En las diversas civilizaciones se han encontrado representaciones de dioses en forma de escultura y algunas de ellas nos sirven para entender la idea que tenían de belleza en la época.

MESOPOTAMIA:

En Mesopotamia, conocida como la primera civilización de la historia, las esculturas representaban soberanos y dioses y casi siempre a personas individualizadas. En algunas esculturas han aparecido grabados los nombres de la persona representada. Se sospecha que se buscaba substituir a la persona más que representarla, por lo que en algunas ocasiones el rostro está desproporcionado.

Una de las características más llamativas de estas obras es que dozan de una fran simetría. Las obras se realizan dentro de un esquema geométrico que solia ser un cilindro o un cono. Algunas de las obas representadas no tenían gran similitud con los humanos que intentaban reproducir pero todas las representaciones gozaban de las características comunes mencionadas.



ANTIGUA CHINA:

La civilización principal del lejano oriente es la que conocemos como “Antigua China”. Las esculturas de esta civilización se asociaban principalmente con la religión y, en su mayoría, estaban expuestas en templos y mausoleos. Cada dinastía tenía estilos diferentes a la hora de realizar las esculturas pero la mayoría de ellas tienen un espíritu expresionista. El trabajo de las superficies y los detalles no es muy llamativo, pero cuidaban mucho los sentimientos expresados en las esculturas.

Una de las más llamativas y conocidas es el “Ejercito de Terracota”. Se trata de la representación de un ejército de 8.000 soldados y caballos enterrados en el mausoleo de Qin Shihuang, primer emperador de la China unida. Probablemente se trate de la expresión artística más grande de la historia y una de las que más horas de trabajo ha supuesto. Las representaciones están realizadas en tamaño real y movilizados para la acción. Se dice que el objetivo era enterrar al emperador con un ejército que le protegiese.



EGIPTO:

Otra gran civilización que no dejó de lado el valor de la escultura fue la egipcia. Las esculturas encontradas estaban ubicadas principalmente en tumbas y templos, por lo que nos da una primera idea de la importancia y el fin que tenían las esculturas en aquella época. Podemos decir, por tanto, que la escultura egipcia surge como representación de la imagen como elemento de supervivencia y con el objetivo de fijar la personalidad de un dios o un difunto (un faraón, por ejemplo). También se cree que eran utilizadas en prácticas y celebraciones religiosas.

Las esculturas, generalmente, trataban de perpetuar la imagen de algún dios, animal o faraón, por lo que solían ser esculturas bastante realistas. De todas formas, se cree que se intentaban evitar y ocultar los defectos, por lo que la divinidad y la perfección son importantes, también para los egipcios.


GRECIA:

La primera gran civilización del viejo continente, fue la Griega, y estos tampoco perdieron la oportunidad de perpetuarse mediante la escultura. Se trataban desde representaciones de dioses, hasta grandes personajes de la época como filósofos, pasando por personajes mitológicos como los centauros. Los griegos tenían una manifiesta preocupación por la belleza y el naturalismo, por lo que en sus esculturas aparece un mayor movimiento y libertad en las posturas. Se dice que pudieron tener una gran influencia de los egipcios y que estos les enseñaron a trabajar la piedra.

Una de las principales diferencias de la escultura griega es que dejan de lado las representaciones de las personas físicas para buscar la representación ideal de los cuerpos, tanto masculinos como femeninos. Esto supone un gran salto ya que las proporciones geométricas adquieren una importancia que no tenían hasta la época. Asimismo, el concepto de belleza y de la búsqueda de lo ideal toma una relevancia mayor que la representación de las personas reales.





ROMA:

En la antigua roma el tipo de escultura más común eran los bustos. La mayoría de las esculturas sólo recogían la parte de la cabeza y sólo unas pocas eran realizadas de cuerpo entero. También hubo réplicas de obras griegas adaptadas a la época romana.

A diferencia de la cultura helena, los romanos eran fanáticos de la perfección por lo que los retratos tienen como objetivo retratas de la forma más precisa posible a las persona. Esto supone un cambio, ya que hasta ese momento en todas las civilizaciones se intentaban pulir las imperfecciones en búsqueda de la belleza.



 Mediante este pequeño viaje por las esculturas de las antiguas civilizaciones podemos observar como el concepto de belleza  y el valor del arte mediante las esculturas ha ido cambiando. Mientras los chinos enterraban a sus emperadores con un ejército de esculturas los romanos tallaban bustos de las personas más referenciales de la época. A pesar de ello en todos los casos se observaba una búsqueda de lo bello, un trabajo de los artistas más relevantes de cada época y una calidad de las pinturas que ha transcendido durante siglos hasta nuestros días.


Algunas fuentes utilizadas: 

http://historiadelartelaensenanza.blogspot.com/2013/05/escultura-en-la-roma-antigua.html

https://www.arteespana.com

https://chinaantigua.com/escultura/ 

 


Relación entre artes y emociones

Relación entre artes y emociones 

La relación entre arte y emociones puede ser entendida en, al menos, dos planos. La perspectiva el autor (compositor, pintor…) y la del receptor. El autor tiene una idea clara sobre lo que quiere transmitir y lo hace desde sus propios conocimientos y su propia experiencia. El receptor, o los receptores, perciben la pieza desde su propia perspectiva, con sus prejuicios, sus emociones y vivencias que la hacen percibir de una forma en concreta. Hoy hablaré de como he percibido, y percibo, una obra musical y un pintor desde mi perspectiva.

La primera obra es “Conquest of Paradise” de la banda sonora de la película “1492: La conquista del paraíso” por el compositor griego Vangelis. Es una canción de género orquestal con elementos de música electrónica lanzada en el año 1992 en la película con el mismo nombre. Mi relación con esta canción no tiene ninguna relación con la película, de hecho paso bastante tiempo desde que me emocioné con la canción hasta que vi la propia película y diría que la escena que acompaña la canción no me evoca los mismos sentimientos que me transmite la propia canción como tal.



En el año 2014 participé por primera vez en una prueba deportiva de ultrafondo. Era una prueba de larga duración, más de 10 horas, que se realizaba principalmente de noche transcurriendo por varias montañas de Gipuzkoa. En la salida de la prueba, y con el objetivo de motivar a los participantes, ponen esta canción. El título de la canción es una buen símil para definir a lo que se enfrentan los participantes de la prueba, una prueba de gran requerimiento físico pero del que se obtiene una gran recompensa.

Escuchar la canción me transmite una dosis de motivación y nerviosismo, los mismos sentimientos que tuve aquel día. Además, me traslada a aquel día y me recuerda las sensaciones que tenía en aquel momento. Junto con los sentimientos relacionados a la prueba, me vienen a la mente las imágenes de los montes de la zona y los olores.

En los últimos años he acudido al concierto anual de navidad que se organiza en mi localidad, donde toca la Banda de música municipal (Santurtziko Musika Banda) con la colaboración de coros municipales y algún otro artista como Andoni Barañano. En el año 2015 entre el repertorio de canciones que tocó la banda estaba la canción de la que estoy hablando. Desconocía el nombre de la canción por lo que cuando empezó a sonar fue una gran sorpresa para mí. Tuve los mismos sentimientos de nerviosismo y motivación y las imágenes de aquel día de la prueba me vinieron a la mente. Fue un momento muy especial en que la alegría me invadió y el hecho de asociar aquella canción con un gran recuerdo fue maravilloso. En alguna otra ocasión la banda también ha tocado esta canción y cada vez que les escucho tocar me emociono. (El video es del año 2012, por aquel entonces ni yo había hecho la prueba ni había asistido a un concierto de la banda, pero los participantes, tanto la banda como el coro Lagun Zaharrak es el mismo)

  

La segunda expresión artística elegida para esta tarea son las obras de Kandinsky (más en concreto las 2 siguientes). Cuando era pequeño las paredes del salón de mi casa estaban adornadas por unas láminas enmarcadas con cuadros del pintor Ruso. He visto estas representaciones todos los días de mi vida durante muchos años y nunca les presté demasiada atención hasta que hace unos meses tuve la noticia de que se iban a presentar algunas obras de Kandinsky en el museo Guggenheim de Bilbao.




Previo a la visita al museo, tuve la oportunidad de ver en Youtube la charla impartida por la catedrática de Biología Celular e Histología de UPV/EHU Elena Vecino. Durante la charla aborda uno de los temas tratados durante la asignatura: la sinestesia. El hecho de haber visto previamente la charla ayuda a entender parte de la complejidad del trabajo que hay detrás de los cuadros expuestos.



Pasando a mi experiencia personal, tengo que admitir que la visita al museo fue muy satisfactoria. En primer lugar, me sorprendió el tamaño de los cuadros, enormes comparados con las láminas. En segundo lugar la complejidad del trabajo y la dificultad de hacer las obras en ese tamaño. Y, en tercer lugar, la cantidad ideas que tendría que tener el pintor teniendo en cuenta la cantidad de colores de las pinturas y su capacidad de sinestesia.

Al igual que en el caso anterior, las obras supusieron un trabajo de memoria mezclado con una serie de emociones del momento. El silencio del museo contrastaba con el ruido que había en mi casa cuando yo era pequeño y el contraste de emociones era grande. La exposición está dividida en diferentes partes donde se puede observar parte de la vida del pintor y su estado anímico. En ese viaje hay momentos de euforia y de tristeza.

Tengo que admitir que no soy un gran experto en la materia y que no acude habitualmente ni a museos ni a concierto pero en estados dos experiencias relatadas he tenido sensaciones que han sido similares. En ambos casos las relaciones previas con las muestras artísticas han marcado mi experiencia a la hora de verlas representadas. Para el caso de La Conquista del Paraíso es un recuerdo de un momento puntual al que le tengo mucha estima mientras que las obras de Kandinsky las relaciono con una parte fundamental de mi vida.

En este sentido, llego a la conclusión de que cuando observamos obras de arte lo hacemos cada uno con nuestra experiencia personal. Esto hecho hace que cada representación artística sea única, por un lado, porque la forma de entenderla depende de los conocimiento y vivencias previas de cada persona y, por otro lado, la forma que tenemos de recordad las obras es única también en base a lo que conocemos.

2021(e)ko otsailaren 15(a), astelehena

Filosofía y Cultura Científica

 Filosofía y Cultura Científica

En un mundo en el que la vida cambio a medida que las nuevas tecnologías tratan de “facilitarnos” la misma, el desarrollo científico toma un papel central. Como es obvio, todos no podemos ser doctores en ciencias naturales y experimentales para comprobar las ventajas y desventajas del desarrollo científico, por lo que la cultura científica (CC) es una herramienta excelente para ello. La CC se puede definir de la siguiente forma: Se entiende por Cultura Científica al conjunto de conocimientos no especializados de las diversas ramas del saber científico que permiten desarrollar un juicio crítico sobre las mismas y que idealmente poseería cualquier persona educada1.

En este sentido podemos decir que la CC tiene como objetivo dotar a la sociedad de las capacidades críticas para evaluar los conocimientos científicos basándonos en un juicio crítico y en unos conocimientos científicos no especializados. Al no tratarse de conocimientos especializados podría entenderse la CC como algo de poco valor, ya que no solemos entender el conocimiento general como algo valioso. Pero este hecho tiene fácil solución, el método científico, no sin ayuda de la filosofía.

¿Qué es el método científico?

Una de las definiciones más extendidas del método científico es la siguiente: “El método científico ha caracterizado a la ciencia natural desde el siglo XVII, y consiste en la observación sistemática, la medición, la experimentación, la formulación, el análisis y la modificación de las hipótesis”. En cualquier caso no sería correcto hablar de un único método científico sino de varios. Este tiene que estar sustentado en dos pilares básicos: la reproductibilidad y la refutabilidad.



Y… ¿Cuál es el papel de la filosofía en todo esto?

La filosofía tiene un papel central en el desarrollo científico. La reproductibilidad nos dice que un experimento, siempre que se repita bajo las mismas condiciones, dará el mismo resultado. Asumimos que un experimento realizado en Bilbao o en Tokio tendrá el mismo resultado pero no hay nadie capaz de reproducir el mismo en todos los laboratorios del mundo. La refutabilidad nos dice que toda teoría válida es susceptible de ser refutada, por lo que no sabemos por cuanto tiempo estará en vigor la misma.

Si nadie puede reproducir los experimentos en todos los lugares del mundo y todas las teorías son susceptibles de ser refutadas… ¿Cuál es el valor real de la ciencia? Realmente elevado, pero para ello es necesario que entre en juego la filosofía de la ciencia.

 En primer lugar la filosofía aclara los contenidos científicos. Mientras la ciencia  sería el conocimiento de los hechos, la filosofía trabaja para mejorar las ambigüedades. En segundo lugar, la filosofía trata aquellos problemas que no pueden ser tratados científicamente, tratando las cuestiones que no pueden ser respondidas por la ciencia y la razón de por qué no pueden ser respondidas. Finalmente, la filosofía y la ciencia se influyen mutuamente. La posición definida recientemente por un grupo de filósofas y científicas es la siguiente: la ciencia y la filosofía tienen quehaceres diferentes, pero la filosofía de la ciencia entra dentro del espectro amplio de la ciencia y contribuye de manera positiva al desarrollo de la misma (Laplane et al 2019). 

Filosofía y Cultura científica

Si bien asumimos que hay una relación entre la filosofía y la práctica científica, la relación entre filosofía y CC es igual de importante. En tanto la CC no requiere de conocimientos especializados sino del juicio crítico y el cocimiento de los métodos científicos, la parte filosófica que sostiene los mismos refuerza la propia figura de la CC.

Razonamiento deductivo. En el razonamiento deductivo partimos de unas premisas para llegar a una conclusión. Si las premisas son verdaderas, entonces la conclusión también lo será. Cuando razonamos en forma deductiva podemos tener la segundad de que si comenzamos con premisas verdaderas, terminaremos con una conclusión verdadera. Aunque este razonamiento nos pueda llevar a conclusiones falsas es ampliamente utilizado en el pensamiento lógico matemático.

En el método deductivo pasamos de datos y conclusiones generales y los aplicamos a casos particulares. Si partimos de la premisa que todos los planetas son semiesféricos y que La Tierra es un planeta, llegamos a la conclusión de que La tierra es semiesférica. Es un camino desde lo general, todos los planetas, a lo particular, La Tierra.



Razonamiento inductivo. En el razonamiento inductivo partimos de unas premisas de objetos que hemos observado hasta conclusiones acerca de objetos que no hemos examinado. Aunque este razonamiento es menos seguro que el deductivo, ya que nos puede llevar a conclusiones falsas, confiamos en él.

En el método inductivo pasamos de datos y conclusiones particulares y las aplicamos a casos generales. Si partimos de la premisa que La Tierra es semiesférica y que La Tierra es un planeta, llegamos a la conclusión de que todos los planetas son semiesféricos. El camino es diferente al utilizado en el razonamiento deductivo.

¿Qué razonamiento aporta más a la CC?

Los dos métodos son imprescindibles para el método científico y para la CC. Ninguna persona tiene la capacidad de especializarse en todas las ramas científicas y tener conocimientos en todas ellas, pero si es posible entender como es capaz de llegar la ciencia a ciertas conclusiones y ser capaz de valorar las mismas mediante el juicio crítico.

La deducción nos facilita tomar decisiones beneficiosas para nosotros. Si un medicamento determinado ha sido satisfactorio en un ensayo clínico realizado con 40.000 personas que padecen una enfermedad similar a la nuestra, podremos concluir que ese tratamiento será beneficioso para nosotros. Evidentemente, el margen de éxito difícilmente será del 100% pero mediante el juicio crítico y la deducción seremos capaces de valorar que ese medicamento nos será beneficioso.

La inducción nos facilita no tomar decisiones perjudiciales para nosotros. Hume decía que “utilizamos la inducción todo el tiempo, en la vida diaria y en la ciencia, comprendido como un hábito animal”. Si no confiamos en la inducción tomaríamos desastrosas decisiones. Cuando somos pequeños comprobamos que cuando nos caemos al suelo de una pequeña altura nos hacemos daño, e intuimos que si la altura es mayor nos haremos más daño y no saltamos de una altura de 10 metros. Este comportamiento no es únicamente humano, sino que los animales, que no tienen capacidades deductivas, lo utilizan constantemente y han conseguido evolucionar durante millones de años.

Por todo ello, podemos decir que la filosofía de la ciencia es una parte imprescindible de la CC. En ocasiones no disponemos de los conocimientos o información suficientes para decir cuál es la mejor opción, pero mediante el razonamiento, inductivo o deductivo, nos ayuda a tomar decisiones mejor fundadas y argumentadas. Esta idea que es aplicable al individuo, es totalmente válida para la sociedad como conjunto, en la cual una buena base de CC ayudaría a tomar decisiones de forma más democrática y justa para todos.

 

 

 Fuente: 

1: https://proyeccioninvestigacion.uca.es/cultura-cientifica/

2021(e)ko otsailaren 14(a), igandea

Ética y Ciencia

 Ética y Ciencia

La ética, como disciplina filosófica que estudia el bien y el mal y sus relaciones con la moral y el comportamiento humano, es una parte fundamental de la ciencia. Aunque a día de hoy sean bien conocidas disciplinas como la bioética, la ética general acompaña a la actividad científica desde sus inicios. La propia actividad no supone un gran dilema ético pero la ciencia no se realiza únicamente con el fin del conocimiento, sino que persigue unas aplicaciones las cuales si son susceptibles de generar conflictos.

A lo largo de la historia, en las diferentes épocas, la actividad científica ha estado sujeta a la opinión de los gobernantes y reinantes de la época. Esta presión ejercida sobre la ciencia ha hecho que, inevitablemente, la ciencia haya estado condicionada y, como es obvio, ha decantado una tendencia de la ciencia a favorecer criterios, ideas e investigaciones que favorecieran ciertos intereses. Este hecho, per se, no tiene por qué ser negativo pero el conflicto comienza cuando la actividad se utiliza en contra de unos intereses y en favor de otros.

Cuando Napoleón viajo a Egipto por primera vez lo hizo acompañado por algunos de los mejores científicos franceses de la época. Entre sus objetivos se encontraba mapear Egipto, conocer su naturaleza y realizar algunas investigaciones sobre la crecida del rio Nilo. El mismo Napoleón se autodefinía como científico y era conocedor la importancia de las actividades científicas. Esta expedición fue catalogada como civilizadora y fue la primera realizada por los europeos con el fin de conocer un territorio. Asimismo abrió a puerta a futuras expediciones africanas con un principio elemental: quien tiene el dominio de las ciencias y las artes tiene derecho a establecer para restaurar lo que se supone que es un principio de justicia o igualdad. Las posteriores expediciones tuvieron diversos fines, desde exclusivamente civilizadoras hasta fines más invasivos.



Es evidente que en esta época la actividad científica estaba sujeta a los intereses del poder y así continuo siendo durante mucho tiempo. Una de las fotos más icónicas de la ciencia pertenece a la conferencia de Solvay del año 1927. En la foto aparecen 29 de los científicos más importantes de la época como Albert Einstein, Marie Curie y Erwin Schrödinger. Todos los integrantes de la foto son europeos o estadounidenses, lo que nos lleva a pensar que aquellos países eran la élite de la ciencia. No es casualidad que esos mismos países fueran las principales potencias mundiales de la época y que, además, hubiesen estado involucradas en la Primera Guerra Mundial y en lo que posteriormente sería la segunda. Ciencia y guerra eran conceptos que estaban unidos.



Aunque a día de hoy la actividad científica se realiza principalmente en los países económicamente más poderosos, existen laboratorios y equipos de científicos a lo largo y ancho del planeta. En este sentido podemos decir que, a pesar de que la actividad científica puntera sigue estando localizada geográficamente en los mismos lugares que hace 100 años, la actividad científica se realiza en prácticamente todos los lugares del mundo.

A todo esto hay que añadir que a lo largo de la historia, pero principalmente en los últimos 200 años, la ciencia ha estado estrechamente ligada a la tecnología. Los conocimientos científicos servían como base para posteriores avances tecnológicos. Parte de estos descubrimientos se realizaban en los lugares donde después se daría el avance tecnológico pero en ocasiones requería de expropiaciones en otros lugares, como se pudo realizar en África.

Estos nos lleva nuevamente al punto de partida. La actividad científica ha sido utilizada por los gobernantes y reinantes de cada época con diferentes fines a lo largo de la historia y esto genera, inevitablemente, que la propia actividad esté sometida a un valor moral. Cuando Napoleón acude a Egipto acompañado de científicos no lo hace únicamente con fines investigadores sino que tiene como objetivo obtener un rédito de aquella expedición. Esto sugiere que Napoleón considera que tiene la legitimidad de acudir a Egipto en su propio beneficio con poco o ningún rédito para los autóctonos. Al hacerlo de la mano de los científicos, la actividad científica toma parte en esa moralidad conquistadora.

Como ya se ha mencionado esto favoreció futuras expediciones a tierras africanas con objetivos similares haciendo participe a la ciencia favoreciendo los intereses del país invasor. Este comportamiento deja en evidencia el papel ético que ha tenido la ciencia durante muchos años generando siempre una balanza entre vencedores y perdedores. Sin embargo, sería injusto negar el papel científico de estas expediciones ya que algunas sirvieron para asentar las bases de la revolución científica inminente.

Por suerte, las invasiones cesaron, principalmente desde mediados del siglo XX. En las últimas décadas la ciencia ha sufrido un gran cambio adquiriendo un papel más colaborativo. Hoy en día la ciencia es internacional y en cualquier laboratorio o grupo de investigaciones se puede encontrar personas de diferentes nacionalidades. Además, herramientas como internet han estrechado lazos a lo largo y ancho del planeta y la comunicación entre los científicos ha mejorado sustancialmente en los últimos años.

imagen: a world map based on scientific research papers the conversation

Que la ciencia se haya globalizado va en contra de la idea de esas expediciones de beneficiarse de los recursos de otro territorio en beneficio del suyo mismo, ya que en la actualidad podemos observar como científicos franceses y egipcios son capaces de colaborar en armonía. Esto no hace más que realzar el valor ético de la ciencia, suponiendo una gran evolución comparado con la actividad reinante en los dos últimos siglos.

Evidentemente, aunque podamos reinterpretar lo ocurrido, no podemos cambiar la historia por lo que nos toca poner la mirada en lo que nos depara el futuro. La ciencia ha generado que las distancias en el planeta se reduzcan y a que la comunidad científica se expanda. Hoy en día la ciencia es una actividad cosmopolita y en muchas ocasiones los intereses personales, nacionales y económicos de esas personas pueden confrontar, pero hemos sido capacidad de superar ese escollo por un bien mayor. Los científicos y las científicas, a día de hoy, trabajan principalmente con la premisa de facilitar la vida de las personas, desde dispositivos electrónicos mejores hasta tratamientos médicos más eficaces y económicos. Estos intereses son comunes e inherentes al ser humano, por lo que podemos decir que a nivel ético la ciencia ha avanzado.

En cualquier caso, sería necio obviar que sigue habiendo grandes diferencias en cuanto a la implementación de las medidas científicas y tecnológicas. La ciencia ha conseguido, en cierta medida, romper con la barrera de los intereses nacionales frente a los globales pero eso no es todavía suficiente. La ciencia sigue teniendo una segunda barrera que derribar, probablemente más grande que la primera: la económica.

Hoy en día observamos como en los países del llamado primer mundo las personas disfrutan de avanzados y costosos tratamientos médicos independientemente de su nacionalidad, pero dependiente de las capacidades económicas. Esto genera un debate ético en la ciencia ya que mientras se desarrollan investigaciones millonarias en los países ricos, tratamientos con poco coste económico como vacunas, insulinas y antibióticos son escasos en países pobres. En este sentido, ¿Por qué seguimos investigando curas a enfermedades que afectan a un pequeño porcentaje de la población mientras sigue habiendo personas que no disponen de medicamentos básicos? ¿No sería más beneficioso para el ser humano en general invertir más tiempo y dinero en abaratar costes y mejorar los suministros para las poblaciones desfavorecidas?

El dilema ético acompaña a la actividad científica desde sus inicios y seguirá siendo así por mucho tiempo. En tanto la propia actividad está sujeta a unas inversiones de dinero público y/o privado las entidades que sustentan esos proyectos siempre priorizarán sus intereses de una u otra forma y la ciencia queda atada en cierto sentido. Por ello, es fundamental que los propios científicos adquieran esa responsabilidad ética y que esta sea llevaba a cabo en la práctica diaria para que esa barrera difícilmente franqueable no siga ahondando en las desigualdades.

2021(e)ko otsailaren 7(a), igandea

Arte, lenguaje y comunicación

 Arte, lenguaje y comunicación

El lenguaje del arte no es comparable con el lenguaje gramatical, de ningún idioma. La sustancia de la que está hecho son las emociones, las impresiones, las vivencias, las perspectivas y las ideas y estas no precisan del lenguaje hablado. 

Las obras de arte comunican algo de un modo especial, aun cuando el soporte de lo que dicen sea un objeto cualquiera y lo digan en un extraño lenguaje de enigmas y jeroglíficos. Inevitablemente uno se pregunta por qué una fotografía es una obra de arte y otras, que podemos encontrar en revistar y periódicos, no lo son.



1. El arte como lenguaje.

El arte no es primariamente comunicativo como podría ser un mensaje publicitario. Principalmente es significativo, la obra artística necesita una interpretación. Dependiendo de las épocas se acerca o se aleja de la comunicación, pero su organización formal y su significado potencial no suelen abarcarse de una sola vez. 

2. La música como sistema de comunicación.

Los elementos del proceso de comunicación tienen una vinculación con los elementos musicales. El hecho estético de la música lleva además un fin socializador, ya que tiene la capacidad de generar una reacción específica en las personas. Este efecto es conocido en comunicación como retroalimentación. 


3. Comunicar el arte.

El arte establece una comunicación silenciosa llena de símbolos entre el creador y el espectador. . En el cine a través de los sonidos, las formas, colores y movimiento. En la arquitectura por los volúmenes, en la escultura por las formas, en la pintura por la paleta de colores y su composición. En la música por el sonido, y así en todas las artes.

De todas formas, para comunicar el arte es imprescindible que la obra llegue a su destinatario. Una vez llega el destinatario hace falta algo más que una simple contemplación, hacen falta las palabras, un contexto donde explicar y difundir el mensaje más allá de las interpretaciones personales de cada uno. Para comunicar el arte en el siglo XXI. es necesario aliarse con el marketing y la comunicación.

4. ¿Puede el arte no comunicar nada?

Basta con que una persona que interactúa con la obra le otorgue un mensaje para dotar de comunicabilidad a la obra. En este sentido es imposible que el arte no comunique. La creación del arte dispone de dos fases, la concepción que es imaginativa, y la conformación que es su materialización. 

El arte transita por tres fases. La primera en la que solo es una idea contemplada como algo posible. Durante la segunda esta obra cobra forma y se expresa a través de algo existente, singular y simbólico. Por último, esos mapas simbólicos se dejan ver como parte de un repertorio y esto causa un reconocimiento de la obra.


2021(e)ko otsailaren 6(a), larunbata

Discusión nociones científicas básicas; Semana 5.

 Discusión nociones científicas básicas; Semana 5.

CASO 5: Los agujeros negros no emiten ningún tipo de radiación, por eso se llaman negros.

El enunciado es falso. No se sabe realmente porque se acuñó ese nombre para los agujeros negros pero inicialmente si se pensaba que no emitían ninguna radiación. Con el paso de los años se Stephen Hawking postuló la Radiación de Hawking como una radiación producida en el horizonte de los sucesos de los agujeros negros. Puede ser que sean negros porque no puede salir radiación luminosa de su interior pero otro tipo de radiaciones si pueden ser emitidas desde los agujeros negros. Por ejemplo, siendo su temperatura diferente a cero, es previsible que emitan radiación térmica por muy baja que sea esta.



2021(e)ko otsailaren 2(a), asteartea

Las razas no existen

Las razas no existen

 

Las razas no son naturales. No lo son ni para los seres humanos ni para el resto de seres vivos de nuestro planeta. En Biología, aunque no sin cierta controversia, dividiríamos los mamíferos (por poner un ejemplo) en clases, órdenes, familias, géneros, especies y, en algunos casos, subespecies, pero no existe una clasificación taxonómica para las razas. En algunos casos las subespecies se pueden subdividir en poblaciones refiriéndonos a seres vivos de una subespecie que conviven en un mismo espacio en un tiempo determinado.

 

La definición del DRAE dice que raza es “Cada uno de los grupos en que se subdividen algunas especies biológicas y cuyos caracteres diferenciales se perpetúan por herencia”. Esta definición es biológicamente errónea, las especies se subdividen en subespecies y, generalmente, los caracteres diferenciales se perpetúan por presentar alguna ventaja evolutiva. Además, cuando hablamos de razas solemos hablar de apariencias y de rasgos fenotípicos, pero no solemos prestar atención a otro tipo de rasgos.

 

Una alta pigmentación que deriva en una piel oscura presenta una ventaja evolutiva en lugares como el centro de África, Oceanía o Centro América, mientras que es una desventaja para los europeos del norte. La mutación genética que causa la anemia falciforme puede ser letal en todo el mundo pero presenta una ventaja evolutiva en lugares afectados por la malaria. La primera adaptación evolutiva es observable a simple vista, la segunda no. Entonces… ¿Por qué cuando hablamos de razas únicamente tenemos en cuenta las apariencias? ¿Por qué nos fijamos en la estatura y el color de la piel y no en nuestra tolerancia a la lactosa, siendo ambos adaptaciones evolutivas?

 


Dicho lo anterior queda claro que las razas no son naturales. Aunque la forma de nuestra nariz pueda ser característico de una zona geográfica en concreto, no podemos determinar que estemos hablando de razas diferentes si no es en términos humanos. Nuestros antepasados tuvieron que inventarse el término de razas humanas para categorizar a las personas y, como nos ha mostrado el tiempo, someter unas razas a otras. Esa categorización visual, que no se ajusta a ningún motivo biológico, no ha servido para otra cosa que no sea generar conflictos y controversia entre poblaciones y someter unas poblaciones a otras.

 

En este sentido, se podría decir, aunque no esté de acuerdo, que las razas existen como término inventado por los humanos, pero no como concepto biológico.

 

Lectura complementaria:

https://culturacientifica.com/2019/05/12/no-hay-raza-blanca-tampoco-negra/

EN DEUDA CON LA TIERRA

EN DEUDA CON LA TIERRA   El día de la Deuda Ecológica es el día del año en que la humanidad ha agotado el presupuesto de la naturaleza para ...