2022(e)ko maiatzaren 23(a), astelehena

EN DEUDA CON LA TIERRA

EN DEUDA CON LA TIERRA 

El día de la Deuda Ecológica es el día del año en que la humanidad ha agotado el presupuesto de la naturaleza para ese año. A partir de ese momento, y durante el resto de días del año, el ser humano está generando una deuda con la Tierra y sus recursos. Este concepto, también conocido como día de la Sobrecapacidad de la Tierra, es calculado por Global Footprint Network, organización benéfica sin ánimo de lucro. El concepto se suele indicar como una fecha señalada en el calendario, coincidente con el día del agotamiento de los recursos anuales. En España ese día fue alcanzado, en el año 2022, el 12 de mayo.

La idea surge en 1987 con el objetivo de concienciar a la población sobre el uso de recursos naturales. Aquel año se estableció el día de la Sobrecapacidad de la Tierra el 23 de octubre. Además, con los datos disponible se los años anteriores se estableció la fecha correspondiente para los año anteriores hasta 1970, cuando empezamos a contraer una deuda con nuestro planeta siendo este día el 30 de diciembre. Desde entonces nuestro uso de recursos naturales se ha incrementado y el día ha ido avanzando en nuestro calendario.

Imagen 1. Evolución histórica del día de la Deuda Ecológica.

El término deuda Ecológica representa el nivel en el que la demanda de recursos humanos supera el límite de los recursos regenerados por la Tierra. En el momento en el que superamos este umbral estamos generando un sobrecoste a nuestro planeta, de forma que empezamos a utilizar una serie de recursos que son finitos en él. Aunque estos recursos puedan ser regenerados, hay que considerar que llevamos décadas contrayendo una deuda con la Tierra y que esa deuda acumulada es cada vez mayor.

Este hecho tiene numerosas consecuencias en nuestro presente y futuro más cercano. Como principales consecuencias tenemos las relacionadas con el cambio climático, como el calentamiento global. Es sabido, que en algunos lugares del planeta ya están empezando a sufrir las consecuencias del mismo, en forma de largos periodos de sequía y climas extremos. Otra consecuencia notoria es la escasez de recursos, que afecta en la actualidad a algunos minerales utilizados en la producción de dispositivos electrónicos.

Imagen 2. Estamos exprimiendo algunos recursos naturales.

Llegados a este punto veamos cómo se realiza el cálculo del día de la Deuda Ecológica. Para el cálculo se utiliza una regla muy sencilla que divide la biocapacidad de nuestro planeta entre la huella ecológica de un año. La biocapacidad de la Tierra es una estimación de la capacidad de producción de ciertos materiales biológicos, recursos naturales, absorción y filtrado de nuestro planeta. Este concepto se mide en hectáreas globales por persona, por lo que es dependiente de la población humana. A mayor número de población, menor capacidad de la Tierra. Por ejemplo, si disponemos de 12.2 mil millones de hectáreas productivas de tierra y agua y somos 7.4 mil millones de habitantes en el planeta, obtenemos 1,6 hectáreas activas por persona.

Por otro lado, la huella ecológica mide la superficie necesaria, también medida en hectáreas, para producir los recursos consumidos por un ciudadano, país o región, así como la necesaria para absorber los residuos que genera. Se trata de un indicador de sostenibilidad de las actividades humanas. Mediante este valor, podemos comparar diferentes actividades y evaluar cuál de las realizadas es más sostenible. Para medir el impacto de la actividad humana, este valor se utiliza, al igual que la biocapacidad, en hectáreas por habitante, de tal forma que obtenemos cuantas hectáreas de recurso utiliza cada persona.

El cálculo, aunque sencillo, presenta algunas limitaciones como que no considera la regeneración de bosques o de las pesquerías. Además, algunos organismos critican la iniciativa tachándola de “un buen truco publicitario”, pero con poco trasfondo científico. Aunque es una buena forma para medir el consumo de una nación, alternativo a PIB, algunos expertos la critican por simplista ya que no considera diferentes valores socioculturales en su estimación.

DIFERENCIAS ENTRE REGIONES

La producción y utilización de recursos es notablemente desigual entre las diferentes naciones. Mientras en Luxemburgo alcanzan el Overshoot day el 14 de febrero, Jamaica no alcanza esa fecha hasta el 20 de diciembre, consumiendo 8 y 1,05 Tierras anuales, respectivamente. Esta diferencia está marcada por dos motivos. Por un lado, estaría la superficie del propio país, que determinaría el número de recursos de los que dispone esa nación. Por otro lado, estaría el consumo de los ciudadanos, que está determinado por el uso de recursos que hacen los habitantes. Este segundo factor es el más importante, ya que está hace referencia a los recursos consumidos por cada habitante.

Imagen 3. Día de la Deuda Ecológica en los diferentes países del planeta.

Analizando el consumo de recursos por regiones, observamos que los primeros puestos están ocupados por países Europeos, norteamericanos y algunos estados de Oriente Medio. Estas zonas son las que más contribuyen a contraer una deuda con nuestro planeta. Debido a su alto nivel de consumo de recursos y al tratarse, por lo general, de regiones que viven superpobladas el consumo por habitante se dispara y no disponen de superficie suficiente como para que la Tierra absorba el consumo realizado. Algunos países de nuestro entorno como Alemania o Francia, cumplen con el día de la Deuda Ecológica a principios de Mayo, 5 y 6 respectivamente.

Uno de los puntos más determinantes a la hora de establecer la huella ecológica es la obtención de recursos. Aunque el día de la deuda ecológica nos indica el consumo de recursos realizado por habitante, es importante destacar el origen de los recursos utilizados. En este sentido, cabe destacar que algunas de las materias primas utilizadas en todo el mundo provienen de lugares específicos del planeta. Como ejemplo podríamos destacar que un tercio de la soja consumida en todo el mundo es proveniente del Amazonas, lo que supone que estamos explotando el pulmón del planeta por encima de sus posibilidades de recuperación.

Si consideramos los datos analizados en el apartado anterior la situación no es nada favorable. El sobrecoste que estamos generando a nuestro planeta supone una deuda para futuras generaciones. Esta deuda tendrá que ser asumida por nuestros descendientes, pero algunas de sus consecuencias ya son visibles en la actualidad. Desde la perdida de la biodiversidad, hasta el agotamiento de recursos, pasando por la deforestación, estamos pagando las consecuencias del consumo desmedido de los recursos de la Tierra. Además, este consumo está ligado con el calentamiento global y todas las consecuencias asociadas al cambio climático.

SOLUCIONANDO EL PROBLEMA

Revertir la situación no es una tarea sencilla aunque todos podemos aportar en ella. Desde nosotros a nivel individual hasta los organismos institucionales la solución el problema es transversal y se puede realizar de diferentes maneras. Por un lado tenemos la alimentación. La mitad de la biocapacidad de la Tierra es utilizada para alimentarnos. El consumo de alimentos de origen animal requiere de mayores recursos que los alimentos de origen vegetal. En este sentido, una sustitución de alimentos en nuestra dieta podría ser un buen punto de partida. Además, no olvidemos que un tercio de los alimentos producidos son desperdiciados, por lo que reducir esta pérdida resultaría en un consumo más sostenible.

Por otro lado, tenemos las ciudades. Algunos estudios estiman que para el año 2050 entre el 70% y el 80% de la población vivirá en áreas urbanas. En consecuencia, la planificación de ciudades inteligentes y las estrategias de desarrollo urbano son fundamentales para garantizas que haya suficiente capital natural y evitar que la demanda humana sea excesiva. De este modo conseguiremos que la actividad de esas ciudades no erosiones el entorno hasta puntos irreversibles. Algunas soluciones pasan por construir edificios energéticamente eficientes, construir ciudades compactas para reducir la movilidad y reforzar los servicios de transporte público.

Imagen 4. Algunas soluciones al problema de la Deuda Ecológica.

En último lugar tenemos la educación. La educación es, y será, una herramienta imprescindible para hacer frente a la huella ecológica del ser humano. Aunque algunos estudios apuntan que sería urgente incidir en la educación medioambiental en los países con menos recursos, el potencial de la educación ambiental es aplicable a lo largo y ancho del planeta. Un modo de vida más sostenible con un mejor aprovechamiento de los recursos, entendiendo las limitaciones del planeta para generar los recursos y deshacerse de ellos haría que el modelo de consumo mejorase en pro de mantener el equilibrio de la Tierra.

PERSPECTIVAS A FUTURO

Durante la última década hemos entrado en un periodo de estabilización, donde el día de la Deuda Ecológica apenas ha variado. Esto tiene, en parte, una lectura positiva ya que veníamos de décadas donde la huella sobre nuestro planeta no ha hecho más que aumentar. En el año 2020, hubo incluso un pequeño descenso debido a las medidas restrictivas de movilidad generadas por la situación sanitaria. Esto nos da un pequeño respiro ya que podríamos estar tocando techo en cuanto al consumo de recursos.

Sin embargo, es importante destacar que la deuda ecológica con nuestro planeta es una carrera de fondo donde no sirve de nada centrarnos en grandes esfuerzos puntuales. En este sentido, es importante tener la capacidad de generar cambios sustanciales que permitan revertir la situación hasta el punto de haberle devuelto a nuestro planeta todo lo que le pertenece. Este largo camino ni lo haremos solos, ni las consecuencias recaerán únicamente sobre nosotros. Por ello, es crucial que el esfuerzo sea colectivo para que el beneficio también lo sea. La deuda la generamos entre todos y a pagamos entre todos.

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