Viaje al centro de la Tierra
El célebre escritor Julio Verne escribió en el año 1864 uno de sus libros
más famosos: Viaje al centro de la Tierra. En él cuenta las andanzas del
profesor Lidenbrock y sus acompañantes en la búsqueda de los misterios que se
escondían en el centro de nuestro planeta. Este fabuloso libro ha inspirado a
numerosas películas y sigue siendo, 150 años después de su estreno, una de las
novelas más famosas el mundo.
En la época en la que Verne escribió su libro no se conocían los detalles
que escondía el centro de nuestro planeta, por lo que dio rienda suelta a su
imaginación a la hora de escribir su libro. En la actualidad sabemos que en el
centro de la tierra tenemos un denso núcleo formado principalmente por hierro y
níquel a unas temperaturas superiores a los 6000ºC. Este denso núcleo es el
causante de la gravedad en nuestro planeta y sin él no sería difícil incluso
mantenernos pegados al suelo.
Sin embargo, esta explicación no convence a todo el mundo. Existe un sector
de la población que considera que esa versión oficial esconde algo y que, en
realidad, el centro de la Tierra no es tal y como nos cuentan los libros de
texto. Según ellos, en las capas interiores de la Tierra se ocultan mundos
similares al nuestro y en el centro de nuestro planeta se encuentra una
estrella que da calor e iluminado a los seres de inframundo.
Las primeras referencias a la Tierra hueca retroceden hasta el Antiguo
Testamento donde se hablaba de algún lugar bajo la Tierra. Posteriormente,
numerosos escritores han escrito sobre lo que escondía el interior de nuestro
planeta. Esta teoría fue defendida en otros tiempos por científicos como Newton
y Kepler y fue ampliamente sostenida por el consenso científico hasta mediados
del siglo XIX.
Los defensores de esta teoría sostienen que existen, al menos, dos enormes
agujeros situados en los polos que comunican con el mundo que esconde el
interior de nuestro planeta. Además, podría haber una serie accesos por túneles
y cuevas a lo largo de todo el mundo, pero los diferentes gobiernos estarían
coordinados para ocultar y esconder esos accesos, de esta forma, nadie podría
acceder a ellos.
Se han generado numerosas versiones sobre los orígenes de las civilizaciones
que habitan el centro de nuestro planeta. Algunos consideran que en el interior
vive una especie de Rey que controla nuestro mundo a su antojo, mientras que
otros creen que en el interior habita una civilización de origen
extraterrestre. Aunque no cuenta con el respaldo de organismos oficiales,
numerosos grupos se han organizado entorno a esta idea y se dedican a divulgar
información sobre ella en los diferentes medios.
Estos grupos acompañan la teoría de la Tierra hueca con una serie de conspiraciones
de los diferentes países que tienen como objetivo ocultarnos información. Según
ellos, los gobiernos están organizados con el fin de escondernos los entresijos
de nuestro planeta, ya que si se descubriera lo que hay en el interior del
planeta estarían en riesgo muchas de nuestras creencias sociales y religiosas.
Esta idea es un gancho perfecto para aquellas personas que dudan de la
integridad de los gobernantes y suman numerosos adeptos.
Aunque recientemente no se conoce ningún acontecimiento relevante
relacionado con la Tierra hueca, algunos de los más célebres espiritistas
forman la vanguardia de este movimiento. Además, causas como esta generan en
los seguidores un sentimiento identitario que les refuerza en sus convicciones.
A pesar de que la ciencia haya desbaratado los argumentos de estos grupos, es
difícil cambiar de parecer a alguien que está realmente convencido de un hecho.
Claro está que la ciencia ha sido capaz de detallar los entresijos del
centro de la Tierra y que no existen túneles ni compuertas que nos llevan hasta
el inframundo. Aunque esta teoría tuvo su punto álgido durante los siglos XVIII
y XIX, hoy en día no es más que una quimera que sigue viva gracias a unos pocos
que la siguen alimentando. Debido a la complejidad técnica que ello supondría,
existen dudas de si alguna vez alcanzaremos el centro de la Tierra y, de ser
así, será dentro de varias décadas. Mientras tanto, nos tendremos que conformar
con las hazañas del profesor Lidenbrock.
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