Rigor científico y pre-prints
Una de las mayores expresiones de la actividad científica son los artículos
científicos (papers). Estos artículos
son publicados, por lo general, en revistas científicas y detallan el trabajo
de un grupo de científicos y sus conclusiones. Publicar no es sencillo, ya que
los artículos tienen que tener una estructura determinada y pasar una serie de
filtros antes de ser publicados, como la revisión por pares. Además, por la
propia estructura de la ciencia, los artículos han de ser en cierta medida
refrendados por el resto de colegas y deben perdurar en el tiempo para ser
considerados como buenos.
Sin embargo, durante los últimos años, hemos vivido un significativo cambio
en las publicaciones científicas. La presión de los financiadores y el elevado
ritmo informativo, han llevado a que cada vez se publiquen más artículos y que
cada vez sean más comunes los pre-prints.
Estos últimos son artículos publicados sin haber pasado previamente por las
revisiones necesarias y, habitualmente, suelen estar visibles en servidores
públicos.
Esta tendencia se ha incrementado durante la pandemia de la COVID-19. La
necesidad de información al momento, la incertidumbre de la situación y la saturación
de artículos ha llevado a que muchos de ellos hayan sido publicados sin pasar
por un filtro. Esta vorágine ha generado que se hayan colado algunos pre-prints de dudoso rigor científico que
han llegado a la escena pública. Uno de los más famosos relacionaba el virus
SARS-CoV-2, causante de la COVID-19, con el virus del VIH. Este pre-prints recibió numerosas críticas y
fue retirado al poco de ser publicado.
Este caso nos muestra como un artículo dudoso puede ser publicado al mismo
nivel que otro de mayor rigor sin haber pasado una revisión previa. El problema
de estos artículos controvertidos, es que son muy golosos para los medios de
comunicación no especializados en ciencia. Por lo tanto, es habitual que
algunas de estas impresiones salten a la escena mediática y se difundan con
relativa facilidad. Además, los periodistas de los medios de comunicación no
son editores de revistas científicas, por lo que no puede recaer sobre sus
manos la responsabilizar de dar validez o no a un pre-print.
Por otro lado, hay que considerar que la faceta comunitaria de la ciencia
enriquece la misma. En este sentido, las correcciones, aportaciones y la propia
discusión fomentada por los editores y revisores de las revistas a la hora de
revisar un artículo, enriquece la actividad científica, aportando puntos de
opinión y mejorando el artículo. Sin olvidar, que esta revisión conocida como
revisión por pares es una de la herramientas más importantes que tiene la
ciencia para aportar credibilidad a sus descubrimientos.
No obstante, en el fenómeno de los pre-prints
no todo son desventajas. Hay que considerar que
los científicos están sometidos a una alta presión por los financiadores
y que el impacto de los mismos se mide en publicaciones. Publicar no es nada
sencillo y habitualmente suelen pasar meses desde que se envía un artículo
hasta que se publica. Esta demora ha generado que los científicos hayan optado
por esta opción más rápida para publicar y difundir sus resultados.
Además, y como ya hemos mencionado, la ciencia está en constante revisión y
los descubrimientos científicos sometidos a discusión por el resto de colegas.
Esto genera que si un pre-print no es
de la calidad suficiente, sus resultados son dudosos o no aporta nada a la
disciplina científica será rechazado por la comunidad o caerá en el olvido sin
recibir citas ni menciones de ningún tipo. Este es otro de los aspectos fuertes
de la ciencia.
En cualquier caso, creo que es importante diferencias dos aspectos dentro
de la ciencia. Por un lado estaría la ciencia realizada por y para los
científicos. La que fomenta el desarrollo, investiga y descubre. Por otro lado,
y no menos importante, estaría la ciencia para el público en general. La
divulgación de la ciencia y la cultura científica. En este apartado veo yo el
principal problema de los pre-prints
El hacer científico siempre ha estado muy ligado al rigor y sus métodos han
sido muy estrictos. La ciencia ha dado una fuerte imagen como fuente de
sabiduría y sus técnicas son poco discutidas. Sin embargo, con los pre-prints abrimos la puerta a que esa
ciencia de menor calidad, influenciad por intereses particulares, pueda saltar
a la escena pública sin ningún tipo de filtro. Aunque esto ya suceda en la
actualidad, este fenómeno no haría más que agravar el problema, aportando bien
poco a la disciplina científica.
Asimismo, el desarrollo científico no puede convertirse en un debate público
mediatizado. En la sociedad en la que vivimos, donde las posturas extremistas
son cada vez más habituales, necesitamos certezas. La publicación masiva de
artículos no sometidos a la revisión por pares, podría llevar a los diferentes
polos a escoger únicamente la información científica de su interés, sin
realizar ningún contraste. Todo ello podría acarrear disputas infundadas y poco
enriquecedoras sobre temas como el cambio climático.
En las últimas décadas la velocidad de nuestras sociedades ha aumentado
considerablemente. Los métodos de comunicación, el internet y los medios de
transporte han generado que queramos todo aquí y ahora. Sin embargo, tenemos
que tener la capacidad de saber sacar la ciencia de esa rueda que gira cada vez
más rápido. La ciencia ha sido siempre fuente de sabiduría y certezas y,
gracias a ello, hemos podido generar todo el desarrollo científico y tecnológico
que tenemos en la actualidad. No lo echemos a perder.
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