Visión sobre la situación energética
El cambio climático ese gran tema de discusión que divide la sociedad en
dos bandos y que tiene la capacidad de condenar a las futuras generaciones a un
mundo con pésimas condiciones de habitabilidad. Claro está que la perspectiva
no es blanco o negro y que la escala de grises es muy amplia. Resumiendo
podríamos decir que para realizar casi cualquier actividad diaria en nuestra
sociedad necesitamos energía, encender la luz para ir al servicio, acudir al
puesto de trabajo en coche o transporte público o escribir en un ordenador.
Cuando la energía se obtiene de combustibles fósiles, se emiten unos gases de
efecto invernadero que son los principales causantes del conocido como cambio
climático y sobre sus consecuencias ya se ha hablado mucho.
La resolución del problema pasa por qué la producción sostenible posible
sea igual, o superior, al consumo total de energía. En otras palabras, que todo
lo que seamos capaces de producir provenga de fuentes de energía que no
contaminen. Claro está que todos los países no consumen igual y no contaminan
de la misma forma. De media, emitimos 6 toneladas de CO2 (tCO2)
por persona al año, aunque la distribución no es para nada homogénea. Los países
de América del Norte consumen 20 tCO2
por persona al año, mientras que en el África subsahariana es 10
veces menor. No olvidemos que estos datos son el consumo medio de una persona,
por lo que esos valores habría que multiplicarlos por el número de habitantes.
Por lo tanto nos enfrentamos a un problema que tiene entre sus principales
variables, el consumo energético y la población mundial. Estas dos variables
están en aumento, es decir, cada vez somos más personas que consumimos más, por
lo que la solución al problema se presenta difícil. Si estos dos valores
aumentan el consumo total de energía también aumentará por lo que lo que
encontrar el equilibrio con la producción sostenible se tornará más difícil.
Por suerte durante los últimos años la producción de energías sostenibles está en claro aumento y su capacidad de producción se incrementa año tras año. Su potencial, más allá de beneficios económicos, podría abastecer esa demanda, pero en la actualidad estamos lejos de ese umbral. Además, no olvidemos que mientras llegamos a ese punto de equilibrio las emisiones de CO2 continúan y este gas se sigue concentrando en la atmósfera. En este sentido, la solución el problema se plantea un tanto difícil, ya que no está en nuestras manos controlar la población mundial y, aunque formemos parte de la estadística, un ligero cambio individual es casi imperceptible en una media extraída de 7mil millones de personas.
En cualquier caso siempre podemos empezar a acostumbrarnos a consumir
menos, ya que a corto plazo la extracción rentable de los combustibles fósiles
disminuirá y este tipo de energías quedarán en manos de unos pocos. El resto
tendremos que esperar a que las energías sostenibles lleguen a tener una
capacidad de producción que supla los combustibles fósiles actuales, si llega
algún día ese momento.
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