PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y ACCESO AL CONOCIMIENTO
El acceso a la información, especialmente a
la información de carácter científico la cual goza de un carácter contingente
en muchos casos, ha variado en las últimas décadas de una forma considerable,
aunque insuficiente. Los grandes tomos enciclopédicos, los libros de texto,
etcétera han dejado de jugar un papel relevante y en la actualidad los canales
de información más accesibles son las páginas web y las redes sociales.
Acceder a la información se ha convertido
en un proceso más sencillo y la cantidad de información ha crecido
exponencialmente. Los usuarios tienen a un simple click la información deseada
y esto ha llevado a una cultura de cierta desinformación. Los contenidos que
más éxito tienen son los que exigen menos implicación por parte del usuario,
aunque las redes sociales tienen la virtud de poder interactuar con la persona
que transmite la información.
En este sentido, cabría esperar que el
conocimiento científico tuviese un lugar de referencia en esos espacios.
Tratándose de un conocimiento que aborda temáticas que influyen en toda la ciudadanía
de una forma u otra, sería interesante que los principales divulgadores del
conocimiento científico fuesen referenciales en la esfera. Sin embargo, la
realidad es muy diferente.
En un estudio realizado en el año 2019
(López-Perez; Olvera Lobo; 2019) la ciencia de excelencia en España no ha
encontrado en internet un canal útil de interacción con los ciudadanos. Solo un
23,9% de los grupos de investigación y menos de un 15% cuanta con redes
sociales. Además, el principal objetivo de esos canales es ofrecer una
información institucional (93,4%) y en la mayor de los casos (76,1%) dan una
información insuficiente sobre el proyecto de investigación. Todo esto unido a
que tres de cada cuatro proyectos no aportan un correo electrónico de contacto
y algo más de la mitad no ofrecen un acceso abierto a la información (Oppen Access) convierten la transmisión
de información científica en España en algo desastroso.
Es razonable, en cierto sentido, que los
grupos de investigadores no le dediquen tanto tiempo a la divulgación de su
información ya que en la mayoría de los casos viven ahogados por falta de
financiación y plazos de entrega. En este sentido, sería interesante repensar
el modelo de investigación que se desea. Se realiza una gran, aunque
insuficiente, inversión en Ciencia y Tecnología y gran parte de esa inversión
se queda en un núcleo muy reducido de la sociedad por la falta de divulgación.
Además, ese hermetismo que tiene el desarrollo científico genera cierto rechazo
hacia la propia actividad, permitiendo, en ocasiones, a la gente acudir a
informaciones falsas.
Por todo, y con el fin de atraer a la
ciudadanía al conocimiento científico sería interesante fomentar la
participación de las personas en el desarrollo científico. Como hemos
observado, gran parte de los grupos de investigación no divulgan su contenido y
en muy contadas ocasiones reciben un feedback
de la sociedad por el trabajo realizado. Para ello se han propuesto varias
ideas de las que destacan la visibilización de la producción científica, fomento
de debate y discusión sobre controversias científicas y la transformación de la
comunicación unidireccional en bidireccional.
El acceso a la información ha cambiado drásticamente
en los últimos tiempos y la forma más eficaz de trasmitir esa información es
contactando de forma directa con la gente. Hoy en día el problema no está en
quien desarrolla la mejor ciencia o si los argumentos son más validos sino en
la capacidad de comunicar esa información de una forma eficiente. Por ello, la
participación ciudadana en el desarrollo científica es una herramienta
interesante, así como canales dedicados a fomentar el debate científico y
luchar contra las informaciones falsas de una forma eficiente. El acceso al
conocimiento ha cambiado y, en este sentido, también tiene que cambiar la forma
en la que se crea ese conocimiento.
Referencias:
-Participación digital del público en la ciencia de excelencia española. (López-Perez; Olvera Lobo; 2019)
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