Introducción a la Filosofía_Tarea 2_Clases 3 y 4
A la hora de valorar y entender los trabajos realizados por Ignaz
Semmelweis es importante destacar que en aquel momento se desconocía la función
de los microorganismos como agentes infecciosos. En este sentido el médico
húngaro planteo una serie de hipótesis basándose en las diferencias
metodológicas que observó en ambas divisiones. En base planteo, inicialmente,
seis hipótesis.
Algunas de esas hipótesis como los cambios atmosférico-cósmico-telúricos,
el hacinamiento y las diferencias en la dieta y cuidados generales, son
descartadas y rechazadas al tratarse de hechos difícilmente observables y
difíciles de modificar.
Las hipótesis del sacerdote y la posición de las mujeres durante el parto
son hechos fácilmente observables y modificables. En este sentido Semmelweis
realizó la prueba de modificar estos dos aspectos por separado y observar lo
que sucedía. Su planteamiento era, como explica Hempel, que si se observaban
los resultados esperados, la propia hipótesis, era cierta. Es decir, si
modificando la postura de las mujeres de la División Primera el número de
fallecimientos se reducía, el motivo de la alta tasa de mortalidad era la postura
de las mujeres. En estos dos estudios los resultados no fueron los esperados
por lo que Ignaz fracasó y ambas hipótesis fueron descartadas.
En la División Primera trabajaban estudiantes de medicina que pasaban parte
del tiempo prácticando con cadáveres de los muertos de Viena. En el mismo lugar
de los hechos daban a luz las mujeres en esa división. En la División Segunda,
en cambio, trabajaban comadronas que se dedicaban exclusivamente a los partos.
Tras unos sucesos que implicaron la muerte de un amigo, Semmelweis pensó
que podría tratarse de algún tipo de envenenamiento producido por la materia
presente en la sangre en la materia cadavérica. En este sentido, planteo la
hipótesis de que en las manos de los médicos había algún tipo de veneno
(hipótesis) y que con la desinfección de las manos desaparecería ese veneno y
la tasa de mortalidad descendería (hechos observable esperado). Los resultados
fueron buenos y la tasa de mortalidad se redujo considerablemente a los niveles
de la División Segunda. En este caso como los resultados obtenidos son los
esperados por el propio Ignaz, determinó que esos resultados avalaban su
hipótesis por lo que, aunque sin tener una explicación clara al respecto,
dedujo que había algo que ese quedaba en las manos de los médicos que
posteriormente se trasmitía a las madres.
Hempel determina este modo de razonar como falacia de afirmación
consecuente. Aunque Semmelweis tenía razón, no encontró una razón más allá de
un posible envenenamiento de la sangre y esto, como el mismo descubrió
posteriormente, no ocurría sólo con los cuerpos de los fallecidos.
Como hemos mencionado antes, el aquella época se desconocía la incidencia
de los microorganismos como agentes infecciosos, por lo que el húngaro nunca
pudo llegar a esa conclusión. A día de hoy conocemos perfectamente esas
implicaciones y somos capaces de demostrarlas con la tecnología actual. En este
sentido, más allá de la fiebre puerperal observaba por Ignaz, sabemos que otro
tipo de infecciones pueden ser transmitidas por la sangre si no hay una higiene
adecuada. Por ello, la hipótesis de las manos nos puede servir como método para
prevenir la transmisión de varias enfermedades por lo que las diversas
implicaciones contrastadoras de la hipótesis, refuerzan la propia hipótesis.
Estos es más evidente a día de hoy con los avances en microbiología.
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